No es frecuente que se llega a disfrutar de un viaje en tren a través de algunos de los paisajes más espectaculares del sur de Europa en compañía de la Reina, el ex líder soviético Leonid Brezhnev, la opción de un emperador de Etiopía, Haile Selassie, y Jawaharlal Nehru, el primer líder de una India independiente.
Pero no me fue metiendo en algunas chuletas de cerdo Vojvodina y familiarizarme con un rojo de Macedonia con sabor a fruta, cuando, además de las sierras sorprendentes y quebradas que guardé detectar a través de la ventana, no pude dejar de notar la presencia de encima de mí una extraordinaria variedad de líderes y jefes de estado del mundo pasado y presente.
Ellos no eran, por supuesto, en persona, sino que fueron objeto de una serie de fotografías en blanco y negro que adornan la parte alta del coche comedor en el que me había conformado con lo que esperaba que sería una hora del almuerzo muy largo el mágico viaje entre la capital de serbia, Belgrado, y el puerto de Montenegro de la barra.